DENUNCIA ANTE LAS AGRESIONES PARAMILITARES A COMUNIDADES INDÍGENAS ZAPATISTAS EN CHIAPAS

Desde hace más de dos años, grupos paramilitares ubicados en el Municipio de Chenalhó, en los Altos de Chiapas, vienen tiroteando, quemando, amenazando y persiguiendo a la población civil, zapatista y no zapatista, del Munición de Aldama. La acción de estos grupos paramilitares nunca ha sido perseguida por el Gobierno Federal, municipal ni Estatal. Varios muertos y miles de desplazados es el sangriento resultado de su criminal actividad. 

Para agravar más todavía está situación, el pasado 22 de agosto, otro operativo paramilitar, esta vez vinculado a la organización oficialista Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO), atacó con armas de grueso calibre, quemó y saqueó las bodegas de café del Centro de Comercio «Nuevo Amanecer del Arcoiris», ubicado en el crucero de Cuxuljá, integrado en el Municipio Zapatista Lucio Cabañas. Ésta ha sido una agresión más que se suma a la escalada de violencia en la región registrada desde abril del pasado año que vislumbra un plan premeditado de exterminio sobre las comunidades zapatistas.

ORCAO detenta un largo historial paramilitar en la zona, con múltiples agresiones armadas, secuestros, despojos y otros delitos. Nunca han ocultado su estrategia de eliminar a las comunidades zapatistas y hacerse con sus tierras. Nos preocupan los posibles vínculos de los integrantes de esta organización paramilitar con y los distintos gobiernos en turno. Esto genera aún mayor preocupación tras los sangrientos antecedentes de la «guerra sucia» desatada contra las comunidades zapatistas, desde 1994 con los anteriores gobiernos federales y estatales. 

Dado que el accionar de estos grupos paramilitares continúa impunemente, no podemos menos que deducir la complicidad federal con dichas actividades delictivas. Es manifiestamente conocida la oposición de las comunidades zapatistas a grandes megaproyectos gubernamentales y otros proyectos extractivistas de origen trasnacional diseñados sobre su territorio sin su consentimiento, además del rechazo a programas asistencialistas del gobierno que rompen el tejido social y conducen a las comunidades a alinearse a los gobiernos en turno. ¿Es éste pues el origen del incremento de la violencia política hacia ellas?

Por todo lo anterior, denunciamos la escalada paramilitar contra las comunidades zapatistas, así como la complicidad del gobierno federal, estatal y municipal en la misma